Tanto en el acto de cierre de campaña como en las primeras palabras después de conocerse las primeras cifras de su apabullante triunfo electoral, la Presidenta invitó a la unión de los argentinos. No puede decirse que en estas últimas oportunidades la señora de Kirchner se haya salido del estilo personal que ha marcado esta vez su compromiso como candidata presidencial, pero es indispensable reflexionar sobre lo que ha dicho y hacer algunas observaciones al respecto.
La primera es que esto constituye lo que hubiéramos querido oír de quienes han sido desde 2003 dispensados con el honor de gobernar. La convocatoria a la unión nacional no se rechaza en ninguna circunstancia, por mayores que sean las diferencias que mantengamos con las políticas gubernamentales en vigor. Es un imperativo establecido en el preámbulo constitucional por los representantes del pueblo argentino con la misma fuerza de ley que el articulado al que precede. Los constituyentes también dejaron constancia en ese preámbulo de que se habían reunido para afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad.
De modo que la voluntad de constituir la unión nacional a la que se allanaron los constituyentes de 1853 y que hizo posible la grandeza excepcional del país durante largos años debe asumir ahora las formas de una reconstitución de arriba hacia abajo. Se trata de sellar las llagas y heridas abiertas por la provocación de un lenguaje desorbitado contra quienes piensan distinto -y seguirán teniendo derecho a hacerlo de ese modo- que se ha inferido a diario desde todas las tribunas controladas por el oficialismo. Se trata de enseñar, como pedía José Manuel Estrada, con los hechos más que con las palabras, el camino fructífero de una verdadera paz solidaria entre los miembros de la Nación.
En buen romance, eso significa cesar todo tipo de persecución contra la prensa independiente y contra quienes desde otros sectores de la actividad nacional tienen también la dignidad de defender sus valores y puntos de vista frente a la prepotencia convertida en hábito de gobierno. Eso supone por igual poner punto final a una política de privilegios para los amigos del poder y de presiones al Poder Judicial a fin de obtener decisiones contrarias a quienes no callan su protesta y disidencia.
La unión nacional fue uno de los lemas con lo que se fundó este diario. La unión nacional fue la bandera que Mitre levantó para las políticas de acuerdo con algunos de sus más tenaces adversarios políticos, como el general Julio Roca, a fin de rescatar el orden y progreso del país zozobrados en la gran crisis de 1890. Fue en nombre de la unión nacional por lo que este diario discrepó del ex presidente Néstor Kirchner cuando comenzó su gestión con la desmesura de un fuego verbal disparado contra otro ex presidente peronista, Carlos Menem, ahora aliado del oficialismo, y de quien habíamos disentido en importantes aspectos de su política, como la reforma de la Constitución nacional votada con el objetivo central de abrirle paso a su reelección.
En buena hora, pues, el pedido presidencial de "dejar los odios atrás", de apoyar "lo que esté bien" y de ayudar "a corregir errores". En buena hora el saludo de la noche del triunfo electoral "a todos los candidatos, de todos los partidos, porque han contribuido a la ampliación de la democracia", por un lado, y la observación, por el otro, de que "el mundo es un gran tembladeral" y los argentinos necesitan "una sociedad y una dirigencia unidas".
La reconciliación entre los argentinos es todo un programa de gobierno. Puede la jefa del Estado afirmar que el abandono de las arengas furibundas y que el apartamiento de la visibilidad pública de algunas de las figuras más irritantes de su elenco han contribuido a los notables resultados obtenidos por ella pocas horas atrás.
Debe tener presente, sin embargo, que un programa de gobierno es mucho más que una estrategia de campaña electoral que puede extenderse, a lo sumo, dos meses más. El interés general de la República requiere que el desarme esté en los espíritus con un sentido de permanencia y autenticidad que vaya más allá de la apertura de las urnas en los próximos comicios de octubre.El tema es que nosotros no te creemos, editorialista fantasma. La unión nacional tambien la tenes que construir vos, dejando de mentir a diario en nombre de tus intereses. Dejando de ser tan parcial que da miedo. Ahi, cuando TODOS revisemos algunas posturas, vamos a poder hablar de unidad. Mientras tanto, mientras todos los errores sean ajenos, seguiremos echandonos culpas al aire, sin solucion.
Hola Diego
ResponderEliminarY bueno, algo tienen que decir ante este 50,7% apabullante, no pueden disimular el golpe que recibieron sin dejar de ser quienes son.
Sostienen, de acuerdo a lo que dicen, un concepto de unidad nacional que es el formulado por Duhalde: "un país para quienes les guste Videla y para los que no le guste Videla". El tema es que no es justamente lo que pensamos y sentimos desde el campo popular: no podemos tener "unidad" con quienes secuestraron y torturaron, ni con los que robaron los hijos de los desaparecidos. No podemos tener unidad con quienes se enriquecieron a costa de la sangre derramada. No podemos tener unidad con quienes sumieron a grandes masas en la peor de las miserias: la de estar excluído de la sociedad.
Sí podemos -y debemos- escuchar y atender a todo lo que provenga del campo popular, así de sea de un adversario. Estoy plenamente convencido que en algunos espacios políticos opositores, no todos sus adherentes son como sus conductores, hay mucha gente valiosa a sumar, porque el desafío es grande, pero las ganas también.
Abrazo
Me parece un slogan de campaña para octubre , pero la proxima presidencia tiene que ser de duros conflictos para lograr avances , sino perdemos ganando .
ResponderEliminarUn abrazo
Sujeto, es exacto lo que decis. La unidad es para adelante, reconociendo una historia común. Los delitos son delitos, y quienes los cometieron deben estar presos. Es asi, no hay otra. Y si, hay que sumar a todos los que tengan buena voluntad, a cosas puntuales. Se acaba la época de la charla y empieza la del laburo a fondo
ResponderEliminarJavier, es un gran slogan, pero tambien es desde esa unidad que se pueden producir avances. Sin unidad (esto, es, sin consenso) cualquier medida "polémica" va a disparar un conflicto irresoluble.
Abrazo a ambos
Consenso eran los 11 puntos de la colaicion por una radiodifusion democratica
ResponderEliminarLa LGTB recklamando pior ekl matrimonio igualitario
Las madres y abuelas pidioendo memoria verdad y justicia
El consenso con sectores no afines va siempre en contra de los cambios y se llama tranza , la transza a mi me invita al que se vayan todos , consenso dentro del canmpo nacional y popular para conquistar espacios de poder e ir contra el capital ,ahi puede ser el unico consenso que yo quiero
Yo quiero que Axel Kiciloff sea el proximo ministro de economia
Javier, lo comparto. Lo que no hay que hacer es gritarlo. nada mas. Consensuar la forma en que se van a hacer los cambios, no que cambios se van a hacer.
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