Aparece Scioli en un jardín florido y les clava, con sonrisa canina, un estilete en la ingle: "Hay que ser respetuosos de todas las ideas, ¿pero otra vez hicieron una Alianza?" Se refiere al matrimonio Alfonsín-De Narváez. Después, con buena onda, Scioli le pega un sablazo a Duhalde. Es un parricidio. "Una vez que estamos llegando al futuro -dice el gobernador- no podemos cambiar por el pasado." Cae una placa de naranja optimismo y a continuación viene caminando Alfonsín: se jacta de que desciende de una familia de políticos. Luego De Narváez se vanagloria de provenir de una dinastía de emprendedores. De repente están los dos juntos en otro jardín y se miran como falsos enamorados: "Yo creo en vos, Ricardo. Y yo creo en vos, Francisco". El slogan de Scioli es "yo creo en vos". El eslogan de sus antagonistas es idéntico. Todos creen en nosotros, ¿no es conmovedor?
(...)Frente a los otros spots, las propagandas kirchneristas parecen realmente logradas. También, sin ánimo de elogiar a Durán Barba y a su criatura política (Dios me libre y guarde) al ver los spots producidos en la fragua ecuatoriana y compararlos con aquellos pobres ejemplos, a uno le parece de súbito que Macri es Churchill. Ya sé que no lo es, y que con marketing se puede construir mucho. Pero no es casualidad que los videos cristinistas, a pesar de las exageraciones, funcionen y algunos avisos opositores parezcan salidos de un programa de Capusotto o de una película de George Romero. Es que, además de las torpezas evidentes, los proyectos alternativos al Gobierno no prenden. Y no es porque los publicistas hayan hecho tan mal su trabajo (algunos claramente lo hicieron), ni tampoco que los candidatos no sean buenos (algunos no lo son). Sino que, a pesar de las derrotas de Capital y Santa Fe y de los enormes errores políticos de estos días, el ciclo kirchnerista no ha terminado.
Basta hablar un rato con los encuestadores más serios para entender que Scioli le lleva 30 puntos a su perseguidor, y que hoy Cristina podría ganar en primera vuelta. También, que un sector de la sociedad acuerda con este modelo estatista y que la inflación no produce gran disgusto. Algo parecido ocurría en 1995, cuando la convertibilidad asordinaba todo. Ya sabemos que la realidad es dinámica y que esto puede cambiar. Pero aún no cambió, y en parte se debe a que ninguna figura de alternancia logra hechizar. Binner puede ser sabio y Alfonsín y Carrió son virtuosos. Pero Cristina es poderosa. Y ya lo decía en broma el gran Roberto Fontanarrosa: "Para el sabio no existe la riqueza, para el virtuoso no existe el poder. Y para el poderoso no existen ni el sabio ni el virtuoso". Es así. Qué le va a hacer..
No lo digo yo, lo dice Jorge Fernandez Diaz, para La Nacion
Fernández Díaz es de lo mejorcito de LA NACION. Es bueno leer a un tipo que, del otro lado, dice las cosas que de ese mismo lado no quieren escuchar.
ResponderEliminarUn abrazo.
La Nacion tiene un monton de cosas buenas. Creo que es tiempo de matizar y de dejar de generalizar. Esto es, parar con el blanco o negro y empezar a ver los grises, que hay y muchos.
ResponderEliminarMuchas veces hay veneno en la miel, y hay elogios que son peores que críticas. Es inteligente deslizar la comparación entre Cristina y el Menem del 95. Intenta advertir a quienes la voten que luego se viene la decadencia y el "yo no la vote". Claro que se pasa por el forro los hechos para la comparación (como si fuera lo mismo endeudarse que desendeudarse, industrializar que desindustrializar, crear empleo que destruirlos, relaciones carnales que defensa de la soberanía,etc). Igual que decir que ella es "poderosa" cuando más bien se trata de que le hizo cosquillas a algunos poderosos, y en cuanto al virtuosismo y a la sabiduría que le niegan para atribuírselos sin más prueba que sus deseos a Alfonsín y Binner...en fin...
ResponderEliminarLa nota es interesante. Tiene matices que es, en definitiva, lo que le pedimos a los medios hegemonicos. obvio no estoy de acuerdo con toda la nota, especialmente con lo vituoso y lo sabio... el tema es que es lo que tenia a mano, me parece. no hay mas.
ResponderEliminarAbrazo