Volver al centro de la política

Aca Gerardo nos tira una idea para ir pensandola, con la que concuerdo a grandes rasgos. "En líneas generales, no hemos terminado de pensar los noventa y eso tarde o temprano se torna contrapeso." Arranca muy bien su post. No pensar los 90, o creer que están superados gracias al 2001 es parte del realismo mágico con que nos movemos ultimamente. Y cierra brillante:"Las derrotas porteña y santafesina estaban en todos los planes, sólo que han sido más duras de lo esperado. Pero no radica ahí lo preocupante sino la casi certeza de que nos estamos quedando sin política y que estamos gastando mucho de lo acumulado, que aunque nos alcance para llegar victoriosos a octubre, será nada en vistas a remontar cuatro años más de gobierno. Nuestro problema no es electoral, nuestro problema es político. El resultado de las primarias y de octubre no corre riesgo. Lo que nos urge es diseñar el tinglado político para la nueva etapa, que será inevitablemente la más dura. Mucho más aún que lo que ha sido hasta ahora."

Agregamos desde este espacio (?) que compartimos ampliamente que el problema que tenemos es político. Ayer, Augusto Tartufoli discutía con Tognetti en Twitter acerca de la herencia K y quienes quedaban perfilados para el 2015. Según él, eran Macri y Scioli. Yo te agrego Boudou, Urtubey y Capitanich. Todos revolucionarios, je. Mientras nosotros nos peleamos por ver quien la tiene mas grande en el barrio, la derecha se mete por todos lados dentro del moviomiento. Ojo, mejor que decir es hacer y (sacando Macri) todos son leales militantes del proyecto político. Nos pueden gustar mas o menos (a los progres les gustará menos, a los peronistas, depende de como se rodean), lo que no podemos no hacer es cambiar la forma en que laburamos los territorios. La política de recursos desde el Estado está terminada, no existe mas. En la medida que se siga recuperando la economía y empiece a haber mas laburo, los campañeros van a ir necesitando otra cosa. El tema es que nosotros incluimos a los excluidos y despues no tenemos política para ellos, mas que un buen laburo (que no es poco, pero no alcanza).

El AnarK aporta en este sentido: "Me remito a lo que dije alguna vez sobre el bicentenario. La gente no nos odia, pero tampoco nos ama. Nos toleran. Que alguien esté dispuesto a votar a Cristina no quiere decir que sea Kirchnerista puro y duro. Desde que murió Perón ya nadie es dueño de ningún voto más que el propio, y más en estos tiempos en los que nadie se va a hacer matar por nada.". Y cierra, tambien, genial: "Aprovechemos esta derrota aceptable -en el 2007 perdimos Capital pero en Octubre igual mojamos- para romper con el pensamiento mágico y salir antes que sea tarde de este microclima de endogamia en el que nos encontramos hace más de un año haciéndonos la paja, comprendiendo que Cristina no va a ser reelecta como la candidata de la épica transformadora. Va a ser reelecta como la candidata de la solvencia y la estabilidad. Como en el 2007."

Volver a la realidad es entender que liberar la Patria es un concepto, no un fin que tenemos que repetir en todos lados. Un concepto que es de la genética peronista, compartimos, pero no es de la sociedad entera. Decirle a un "ciudadano" que vamos a liberar la Patria, como cantamos y gritamos todo el tiempo, es darle de comer a otros. Discutamos ideas, en paz y armonía. Kirchnerismo zen, me dice Fernanda. Y tiene razón.