Una bomba. Hace una
semana (¿o fue hace un mes? ¿O hace un año?) Cristina cambió
todo. Todo lo que creíamos que sabíamos, no lo sabemos más. Como
un efecto mariposa, la decisión de Cristina de ser (candidata a)
vicepresidenta va teniendo más efectos a medida que pasa el tiempo.
Nos pusimos en estado de asamblea, porque teníamos que entender.
Pero solo tenemos el preámbulo porque, claro, Cristina nos dice que
hay que escribir la historia.
Dejar de ser
espectadores para ser protagonistas es la primer cosa. Salir de la
tribuna para entrar a la cancha. Hay que jugar. Necesitamos a todos y
cada uno, en el rol que mejor le quede a cada uno. Necesitamos
gobernar este país. No alcanza con administrarlo. No alcanza con
ganar las elecciones. No alcanza con sacar 54%. Gobernar Argentina es
otra cosa. Perón pudo un rato. Rosas un rato mas largo. Cristina
otro ratito. Después, gobernaron siempre los mismos. Tenemos que
poder gobernar Argentina, por un período largo de tiempo. Cristina
patea el tablero, para poder gobernar.
Para que podamos
gobernar.
"Cristina pateó
el tablero y eso siempre es interesante. Por eso hay que discutirlo",
dijo Leo. "Hay que ver donde quedamos, ja", dije yo.
Entender la magnitud del movimiento estratégico (si, no es una
movida táctica para mi, es estratégica) nos va a ayudar a entender
cual es nuestro rol en este nuevo orden, donde lo de "Primero la
Patria" se ejecuta con el cuerpo y no con la boca. Porque a
veces hay que correrse para que la cosa fluya y a veces hay que
plantarse para que la cosa crezca. Sintonía fina y mayoría de edad
(política) para todos y todas.
Un proyecto
estratégico para el país no puede depender de una persona. Cristina
lo dijo en 8 mil idiomas. Y eligió ser vice, a ver si lo
entendíamos. Un proyecto de país, es un proyecto de un país. De la
mayoría de sus habitantes. Cristina nos convoca a que seamos
protagonistas de un proyecto de país. Dice Manu "Tenemos que
ser mejores todes, no sólo Cristina. El llamado a un contrato social
de responsabilidad ciudadana no es únicamente una estrategia para
pilotear la tormenta y salir de la crisis. Cristina propone una
profunda transformación social y la fundación un nuevo orden en la
Argentina. La insistencia en la palabra ciudadanía indica sus dos
caras: los derechos y las responsabilidades. El país no se salvará
ni con un pacto de cúpulas (que debe existir), ni con grandes
liderazgos (que son imprescindibles), ni con fuertes consensos
políticos (que hacen falta): para iniciar un tiempo nuevo, se
requiere el involucramiento de la sociedad toda en los asuntos
públicos." Yo agrego somos nosotros, los (quizás) más
ideologizados y (ponele) los mas comprometidos, los que tenemos que
hacer el esfuerzo de que el resto se involucre. Proponemos una
campaña ciudadana para ganarle electoralmente al macrismo y debemos
proponer un gobierno ciudadano para derrotarlo culturalmente. Un
gobierno para gobernarlos a todos, diría un Tolkien que escribiera
sobre esta época.
Nosotros no somos la
élite que tiene respuestas. Las respuestas que tenemos las
encontramos en la discusión colectiva. Y cuanto mas colectiva sea la
discusión, mayor precisión tendrán las respuestas que encontremos.
Volver a eso de "hombres comunes con responsabilidades
importantes" no significa ser menos protagonistas. Entender el
nuevo tiempo significa que, quizás, haya que gritar menos y hacer
mas. O gritar mas y hacer mas, claro. Porque se acerca una etapa
donde (ganemos o perdamos) vamos a tener que gritar mucho, para poder
avanzar. Pero lo hacer mas va a ser innegociable.
Pero ¿Y Cristina?
Porque mucho Contrato social, mucha responsabilidad de todos, mucho
ganar las elecciones... ¿Y Cristina? Cristina es el puente que nos
lleva al nuevo orden. La última de lo viejo, la primera de lo nuevo.
La arquitecta de una nueva sociedad que sea mas igualitaria, mas
tolerante, mas democrática. Nos deja mas que una, dos o mil medidas
de gobierno. Nos deja un camino.
Somos la generación
que nació y/o creció en la última dictadura cívico militar. Somos
la generación que se cagó de hambre a fines de los 80 y resistió
al neoliberalismo en los 90. Somos los que volvimos a la política de
la mano de Nestor y Cristina. Somos los que agarramos de la mano a
los que vinieron después que nosotros. Y tenemos que ser los que
transformemos a este país definitivamente. La historia nos llama
(no, no es Sirvén). Hay que estar a la altura.