15 de noviembre de 2011

La Nación derrapa con la Ley de Identidad de Género

Lo que preocupa (de la Ley de iIentidad de Género) es que puede llegar a bastar la mera declaración de la persona o de los padres para sus hijos menores. Este punto es particularmente grave, pues la sexualidad, desde el punto de vista de las características psicológicas, no se define de inmediato e influyen muchos factores en ella, de donde parece harto peligroso -como señaló un legislador- que los padres tomen tamaña decisión sobre la sexualidad de sus hijos.

Esto no fue extraído de un documento del Tea Party. Ni tampoco es una idea que desarrollan las ortodoxias católicas, musulmanas o judías. Ni siquiera es el pensamiento del partido neonazi porteño. No. Es el editorial de hoy de la Tribuna de Doctrina, donde se meten contra la Ley de Identidad de Género, y de paso, le pegan al Matrimonio Igualitario. ya que estaban, je.

Cuando decimos que algunos pensamientos atrasan nos referimos a esto. En estas sociedades complejas, hiperinformadas, hiperestimuladas, poner el acento en la identidad sexual de las personas es como viejo, que se yo. Hay otras partes imperdibles:
No se ve que se haya llevado a cabo un debate profundo, que pasa de computar un dato científico, objetivo, médico, como es la conformación masculina o femenina del sujeto, a la apreciación subjetiva del individuo, lo que el proyecto llama identidad de género "autopercibida". El tema no es menor desde el punto de vista del Estado. Por ejemplo, será difícil identificar un cadáver por su identidad "autopercibida", si es que los órganos no han sido transformados. El documento dirá que es mujer y el cadáver dirá que es hombre. Se pasa de una pauta objetiva a una meramente subjetiva.

Esto es tremendo. Si no existieran, las fotos previas, el reconocimiento de los familiares, los datos biométricos, las huellas dactilares, y los ADN, sería imposible reconocer un cadaver.

El Estado interviene en la filiación, en el matrimonio, en el divorcio, en la adopción, y en todo aquello que hace a la identidad de las personas y al estado de familia. Parece poco coherente, y sumamente endeble como fundamento, invocar la mera percepción de que se pertenece a un sexo distinto del que presenta el cuerpo del individuo.
Tienen razón aca en La Nación. De nada importan la subjetividad del individuo, las experiencias de la vida, los gustos personales. Lo que importa son los datos objetivos: si tiene pene es hombre, y si tiene vagina es mujer. Y punto, que tanto joder.

A veces creo que los guardianes de la moral y la ética le hacen flaco favor a la República. Debatir todos los temas, sin importar cuales sean, nos hacen mejores. Sean cuales fueren los resultados del debate. Cerrarse a una sola opinión (la propia), es propio del pasado. Es propio de una intolerancia argumental que no nos hace bien. Los fundamentalismos consevadores o progresistas son dañinos para el debate. A mejorar, a escuchar y a escucharnos. De eso se trata.

3 comentarios:

  1. Es extraordinaria esta frase:"No se ve que se haya llevado a cabo un debate profundo, que pasa de computar un dato científico, objetivo, médico, como es la conformación masculina o femenina del sujeto, a la apreciación subjetiva del individuo, lo que el proyecto llama identidad de género "autopercibida". El tema no es menor desde el punto de vista del Estado. Por ejemplo, será difícil identificar un cadáver por su identidad "autopercibida", si es que los órganos no han sido transformados. El documento dirá que es mujer y el cadáver dirá que es hombre. Se pasa de una pauta objetiva a una meramente subjetiva."
    De hecho eso es falso: la identidad de un cadáver puede identificarse con mayor complejidad según su estado de conservación y antigüedad: si está fresco se distinguirán sus ropas, si usaba maquillaje,barba o bigote, joyas, etc.
    En cambio si sólo se tiene un par de huesos (que no sean de la pelvis) hasta establecer su sexo se complica
    Por cierto que la nacionalidad tampoco está inscripta sobre la piel y sin embargo se considera una forma válida de identidad.

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  2. Más aún eso de "Parece poco coherente, y sumamente endeble como fundamento, invocar la mera percepción de que se pertenece a un sexo distinto del que presenta el cuerpo del individuo" .Menos coherente es usar un prejuicio religioso como ordenador de la sexualidad y la identidad humana negando la complejidad real de la naturaleza (se olvidan que existen hermafroditas, seudohermafroditas, hombres con cromosomas XX, mujeres con cromosomas XY, etc, los extremos no son la única opción).
    Como en el caso del matrimonio igualitario el Estado no crea nuevas realidades, acomoda su legislación a la realidad existente.

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