22 de diciembre de 2010

Crónicas del Central

De mas está decir que es un viaje de ida. Cualquier negocio que visites después de pasar por ahi resultará un choreo escandaloso (Gracias Pino). El clima de feria latinoamericana es fantástica. El central queda en La Paz, o en Lima, o en Quito, o en Humahuaca. Tambien queda en Asunción, en Montevideo, en La Habana. Es el echo económico-social mas grande de la Argentina.
Porque comprar, para nosotros los latinos, es un echo social. Los mercados están para relacionarse con los otros, que son nosotros. Los gritos, los olores, los colores son nuestros. No es ese Shopping importado que huele a limpio, que no huele a nada. O ese super que es igual en todos lados. El Central tiene personalidad, unicidad. 
Comprar en el Central es un camino de ida. Pero no es el precio (muy barato, por cierto) sino el clima. Ahi somos nosotros. Somos y estamos, dira Kusch. Somos un pueblo que se encuentra en su mercado. Como en la antigüedad. Claro, está el que te quiere garcar, como en toda relación social. Y tiene mala prensa, como todas las cosas que son populares. Como va a tener buena prensa, si el Central no paga auspicios en los diarios y los super si. Si yo fuese los diarios (bah, Magnetto) le daría con un caño al Central. Porque ahi te encontras con el otro postergado. Con el que ahora tiene un mango porque tiene Asignación o le aumentaron la jubilación. Y te das cuenta que no es peligroso, que no se manda en las colas, no es ventajero y es super solidario. 
Y ese encuentro es tremendo para la estrategia del miedo. Saber que hay un otro que no es terrible, que no quiere sacarme lo que tengo, que se mata laburando para tener un pedazo de carne y está contento y agradecido porque hace 5 años no tenía ni para fideos, tranquiliza y empatiza. Y cohesiona. Y enseña.
Salir de tu microclima ya es una cosa positiva. Encontrarte mano a mano, en la cola, con los que los agentes mediaticos describen como los causales de todos los males, no tiene precio.

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