El abuelo Francisco

Dice mi tio Esteban, que el lunes a la noche, martes de madrugada, el abuelo, que ya estaba muy enfermo, se sentaba en la cama, le pedía que lo acomode, y cuando estaba bien sentado, le decía: "Ahora acostame". Como a la décima vez, luego de dos horas, mas o menos, mi tio Esteban le dice: "Vos estas jugando?" "Si, estoy jugando al poker". Un par de horas después, murió. 

Mi abuelo era periodista, como yo lo intento. Extrañamente (o no) mi pasión por el periodismo no proviene de mi abuelo, aunque, claro, cuando dije que quería ser periodista y mi viejo me dijo "como tu abuelo", tuvo todo mas sentido. O no, claro.

Nunca tuve una gran relación con mi abuelo. No era mala, ojo. Nos queríamos, claro. Pero esa última frase, "estoy jugando al poker", es como un gran resumen de su vida. Gran contador de historias y gran bluffeador. Cuando era chico, yo (junto a mis primos mas grandes) nos moríamos por jugar al truco con él, y nuestros padres. Esto no es para uds, decía, Cada tanto nos dejaba jugar con ellos para que no molestemos mas. Hasta que empezamos a ganar, je, Y ahi nos ganamos un lugar en esa mesa. Era un gran jugador de truco.

Las navidades en su casa eran extraordinarias. Como él vivía en Haedo y nosotros en Avellaneda, nos quedabamos a dormir. Yo dormía en una pieza con una radio antigua, muy antigua. Y jugaba con esa radio mágica.

También, claro, esas navidades eran un concierto de petardos. Fosforitos, rompeportones, triangulitos, alguna bengala. Normalmente todos comprabamos, pero era el tio Esteban quien traía el arsenal. Inolvidable la noche en la que le subimos la puerta 5 cm al vecino de enfrente con un fosforito (o dos, o tres, que se yo). Mi tio y mi viejo saldaron un par de cuentas con ese señor. Mi abuelo, claro, tuvo que poner la cara al otro día. 

Otra vuelta quizo evitar que nosotros (sus nietos mas grandes) volaramos la tapa de aguas sanitarias que habia en su vereda. EL triangulito parecia apagado e intentó correrlo con una escoba. BUM! Esteban y mi viejo se rieron toda la noche. 

Resulta que yo creía que lo conocía a mi abuelo, por las cosas que contaban mis viejos. Cosas normales, nada del otro mundo. Buenas y malas, obvio. Pero no sabía esto. Como un gran jugador de poker y un gran contador de historias, sigue sorprendiendo. Yo, por mi parte, le digo hasta siempre y gracias por todo lo bueno.