15 de enero de 2016

Documento escrito por Coqui Capitanich

El Frente para la Victoria expresó en estos últimos doce años lo que diferentes denominaciones frentistas fueron capaces de construir en el imaginario colectivo durante nuestra historia política que van desde Frencilina hasta el Frejuli por citar sólo algunos ejemplos.
Pero el frente electoral es más amplio que el justicialismo. Y el Partido Justicialista no necesariamente en esta coyuntura política expresa al peronismo en su conjunto ni tampoco a los peronistas que se califican como tal. 
El peronismo como categoría de representación política implica reconocimiento de pertenencia histórica, sentimiento y doctrina política. Y es necesario admitir también que en esta coalición política liderada por la centroderecha neoliberal hay peronistas que se reconocen como tal. Y que en nombre del peronismo se gobernó con un enfoque neoliberal distante de una perspectiva progresista capaz de cumplir acabadamente con nuestros dos grandes objetivos: la felicidad del pueblo y la grandeza de la patria.
No cabe la menor duda que esta discusión y debate interno pendiente en el seno del justicialismo no puede saldarse en 90 días, ni en las próximas elecciones internas. Es más, las próximas elecciones marcarán sin lugar a dudas el inicio de un complejo proceso de recuperación de identidad en el marco de la modernización en el funcionamiento del partido para adecuarlo a las circunstancias del mundo actual y de la realidad de nuestro país.
Néstor Kirchner inició en el año 2008 como Presidente del PJ un proceso de formación de cuadros a través del Instituto Gestar, promovió el debate de iniciativas en el ámbito del partido y garantizó el funcionamiento sistemático de la institución partidaria, tarea que prosiguió Daniel Scioli a su fallecimiento y recientemente nuestro compañero Presidente Eduardo Fellner. 
En esta nueva etapa nadie debe ser excluido, pero este partido es una institución que tiene reglas y principios que como toda organización moderna debe respetarse. En la política debe haber espacio para todo aquel que quiera participar pero “todos debemos ser artífices del destino común y no instrumento de la ambición de nadie”.
Hay muchos compañeros y compañeras que habiendo perdido recientemente las elecciones pretenden ser adalides de un proceso de renovación partidaria luego de propiciar la ruptura interna construyendo espacios de poder propio a los efectos de facilitar la llegada al poder de la derecha neoliberal. 
En el justicialismo es preciso tener en cuenta que “nadie debe creerse más de lo que es, ni menos de lo que debe ser. Cuando alguien empieza a creerse más de lo que es comienza a ser un oligarca”. Por lo tanto, no es momento de actitudes oportunistas, ni tampoco de especulaciones personales ni es momento de usar la coyuntura en beneficio propio. Así como nadie debe ser excluido para participar de este proceso tampoco nadie puede autoexcluirse argumentando intereses meramente personales. La oportunidad es para todos, pero nadie tiene el “peronómetro” para decir que tal o cual es más peronista que otro, o tiene más oropeles para representar este partido. Queda claro que “cada peronista lleva en su mochila el bastón de mariscal”.
Juan Perón decía que “la verdadera política es la política internacional” y por paradoja de la existencia humana su propio partido ha ido discurriendo desde la internacional liberal hasta la internacional socialista en el orden internacional habiendo sido el fundador de la tercera posición ideológica que viene a reemplazar a un capitalismo excluyente y deshumanizado y un colectivismo caduco y perimido.
Pese a pregonar en distintos foros internacionales nuestra posición ideológica nunca hemos podido articular una internacional justicialista preservando nuestra identidad en un mundo cada vez más desigual e injusto. Nuestro partido, que postula la justicia social, la independencia económica y la soberanía política no puede permanecer ajeno a las guerras salvajes, a las migraciones forzosas y al hambre que azota a 871 M de personas en el planeta.
Es momento de unir esfuerzos y voluntades en la comunidad internacional para combatir dura y frontalmente la injusticia social internacional convocando a todos los partidos políticos, a los trabajadores del mundo y a los movimientos sociales para frenar los avances de la especulación financiera internacional, la concentración económica y la exclusión social y combatir tenaz y frontalmente la carrera armamentista y el comercio injusto que degrada a nuestras naciones más débiles.
Perón afirmó que el mundo debía transitar una etapa de integración continental para llegar al universalismo, pero este proceso de integración no puede hacerse sobre la base la injusticia y exclusión. 
El doble rasero internacional, el doble estándar de quienes pregonan el combate del narcotráfico fronteras afueras siendo los mayores consumidores del mundo de drogas y lavando activos financieros a través del sistema financiero a través del sucio negocio del juego, la venta ilegal de armas y el narcotráfico garantizando la existencia de paraísos fiscales que son funcionales a los intereses de una oligarquía financiera que despoja la dignidad de los pueblos y que condiciona severamente el ejercicio de la soberanía popular propugnando la existencia de una democracia funcional a sus propios intereses no sólo debe ser denunciado sino combatido tenazmente por quienes adscribimos a una corriente de pensamiento que no está dispuesto a convalidar este orden de cosas.
Nuestra lucha universal debe ser un ideario colectivo que propenda a la fraternidad humana, la libertad de las personas, el desarrollo humano integral de la persona humana, la dignidad, la igualdad de género y el ejercicio de sus derechos, deberes y responsabilidades en un contexto de libertad solidaria y equilibrio entre los derechos del individuo y de la comunidad.

Completo, aca

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