El diario La Nación, en una editorial del día 12 de Febrero, titulada “Inspección vejatoria” sienta su posición acerca de la extracción de muestras de ADN en el Caso Noble Herrera. En esa editorial, se dejan ver algunas inexactitudes y algunas valoraciones que no son las que utilizan a diario para el resto de las noticias.
Lo primero que se resalta en el editorial, es que “En el caso de Marcela y Felipe Noble Herrera, cabe destacar que no se imputa a su madre, doña Ernestina Herrera de Noble, delito de apropiación o ningún otro”. Resaltar que la viuda de Noble no tiene imputación alguna es una verdad a medias: es de público conocimiento, y las denuncias son claras al respecto, es que las adopciones de estos chicos fueron irregulares, con testigos falsos. Además, es necesario traer a la memoria la denuncia pública que hizo Estela de Carlotto, al recordar una charla que tuvo con Hector Magnetto, donde este último le contaba que conocía los nombres de las madres de los chicos y que se lo diría a cambio de que Abuelas de Plaza de Mayo le de los nombres de sus informantes. No está imputada en ningún delito, pero el marco es de tinieblas y no está claro el rol que cumple la Sra de Noble en esta historia.
Sigue el editorial, argumentando que “Un grupo de familiares de personas desaparecidas se presentó para pedir la investigación de la eventual compatibilidad de los ADN de los Noble Herrera con sus hijos. Marcela y Felipe nunca se negaron a la extracción y a su comparación con los ADN de los interesados en la investigación, pero pusieron ciertas condiciones que, con buen criterio, aseguraban la seriedad del procedimiento. Es una inquietud bastante razonable, dada la difusión mediática del caso y su intencionada utilización para hostigar a la directora del diario Clarín. ”. Cabe aclarar que el buen criterio significaba no hacerse los análisis donde se habían realizado el resto de los cientos de análisis realizados hasta la fecha, es decir, en contra de toda la jurisprudencia existente. Caben las preguntas: ¿No fueron serios los otros análisis de ADN, muchos de los cuales dieron negativos? ¿Saber la verdad es hostigar a la directora del multimedio? ¿Por que la Directora del multimedio se siente hostigada?¿Por qué podían poner condiciones?
Continuando su editorial, el diario La Nación describe como Marcela y Felipe se extrajeron sangre por propia voluntad y luego el juez ordenó el secuestro de elementos personales de los hijos adoptivos para su posterior análisis, y sentencia “Es que el caso es francamente insólito. Sólo se explica por un afán vejatorio a todas luces incompatible con un procedimiento judicial serio.” Quizás el juez solo quiso cumplir con la ley, pues Abuelas de Plaza de Mayo había amenazado con un juicio político debido a las irregularidades existentes en las muestras de sangre tomadas en la morgue judicial. Sin embargo, se debe coincidir en que no fue un procedimiento judicial serio, debido a que, como denuncia el Diario Perfil, en su edición electrónica, el día 23 de enero (http://www.perfil.com/contenidos/2010/01/23/noticia_0028.html) los allanamientos no tuvieron las mínimas medidas de seguridad. Pues, como es de sentido común, un procedimiento judicial serio, es un procedimiento que cumple con las leyes en vigencia. La seguridad jurídica, la institucionalidad, la racionalidad, el apego a las normas, el republicanismo, son algunos de los conceptos con que los grandes medios de comunicación se encargan de repetir hasta el cansancio, Resulta por lo menos raro que en este caso la “seriedad” pase por hacer una cosa distinta a lo que marca la ley. El lugar de la comparación de las muestras de ADN, es el Banco Nacional de Datos Genéticos, que está en el Hospital Durand. No es un capricho, es así la ley. Y las leyes están para ser cumplidas. O por lo menos eso es lo que dice La Nación todo el tiempo.
A punto de finalizar el editorial, La Nación se despacha con un párrafo extraordinario. Sostiene el editorialista: “Ello a menos que se presuma que los órganos jurisdiccionales son sensibles a las presiones de grupos como el de las Abuelas de Plaza de Mayo o a otros intereses ideológicos o políticos que no deberían incidir, en ningún caso, en una decisión judicial.” No queda claro el por que deja afuera de los grupos de presión al multimedio mas grande y poderoso que tiene nuestro país, cuya directora (una de las personas mas influyentes) esta complicada en la causa. O, quizás, esta diciendo otra cosa: que los grupos ideológicos o políticos no debieran incidir en las causas, como si inciden los grupos económicos. Este es el meollo de la cuestión: los grupos económicos, verdaderos dueños del poder desde hace mas de 30 años, no se resignan a perder sus privilegios, y viven como una afrenta someterse a las leyes. Pero nos lo aclara mas el mismo editorial “Llama la atención, además, que estando el lugar y las modalidades del análisis ratificados por la intervención de todas las instancias judiciales, incluyendo la Corte Suprema, se haya ordenado el envío de los objetos allanados a un organismo diferente del fijado en la causa. Es de esperar que rápidamente se corrija este nuevo abuso que contraría expresamente lo ya decidido en el proceso.” De lo que se queja La Nación, es que se cumpla con la legislación vigente. El juez no puede hacer otra cosa que enviar las muestras de ADN al Banco Genético del Durand. Cumplir con la ley, no es de izquierda o derecha, no es ideológico, no es autoritario ni caprichoso. Es lo que corresponde.
Por último, vuelve a sentenciar : “En suma, una innecesaria y agraviante decisión que afecta a los Noble Herrera, quienes ya han tenido que soportar demasiada exposición y maltrato, como para que se sumen medidas tan efectistas como irregulares.” Si en vez de presionar a Abuelas de Plaza de Mayo para que digan los nombres de sus informantes, si en vez de dilatar los procedimientos judiciales, si en vez de recusar a cuanto juez hubo en la causa, si en vez de complicar todo desde un principio, se hubiesen sometido a las pruebas como se sometieron todos los que verdaderamente buscaban la verdad, Marcela y Felipe tendrían resuelta su identidad desde hace mucho tiempo y no tendrían ni la exposición ni la incertidumbre que hoy tienen, pues sean como sean las cosas, ellos son las verdaderas víctimas que son de toda esta situación.
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