"Quizás el resultado promisorio que el kirchnerismo obtuvo en las elecciones primarias del 14 de agosto haya convencido a algunos funcionarios del Gobierno de que pueden impulsar cualquier disparate a caballo del éxito en las urnas. Y, por lo visto, el triunfalismo también ha logrado su impacto en el ambiente judicial. Sólo de este modo se entiende el oficio que recibió El Cronista en el que un juez (Alejandro Catania, titular del Juzgado en lo Penal Económico Número 4) solicita los nombres, las direcciones y los teléfonos de contacto de los periodistas que suelen informar sobre los índices de inflación (ver página 3). La medida, que incluye a quien esto firma y al menos a una decena de periodistas más de este diario, es claramente intimidatoria y constituye un cercenamiento a la libertad de expresión consagrada en la Constitución Nacional.
Es claro para la opinión pública que la medición del efecto inflacionario sobre la economía es una de las cuestiones más conflictivas de la actualidad. A partir de 2006, el Gobierno nacional comenzó a practicar cambios en las mediciones del Indec y en el personal técnico encargado de llevar a cabo esa tarea, ya que algunos de ellos denunciaron presiones destinadas a manipular las cifras del índice de precios al consumidor. Desde entonces, los medios de comunicación informan la evolución mensual de la inflación que suministra el Indec y también los índices estimados por las provincias, las consultoras privadas y las universidades que se dedican a hacerlo.
El resultado es un índice de precios al consumidor menor al 1% mensual que estima habitualmente el Indec y un índice del doble o más de esa cifra que estiman el resto de las entidades. El Gobierno informa año a año que la inflación anual es menor al 10% y el resto estima que es superior al 20%. La respuesta de la opinión pública, a través de entrevistas, de encuestas o de las declaraciones de los actores económicos es el descreimiento cada vez más acentuado en torno a la inflación estimada por el Indec. Tanto es así que los gremios jamás negocian sus paritarias salariales en base a la inflación del Indec, sino que lo hacen en base a lo que el titular de la CGT, Hugo Moyano, llama la inflación de las amas de casa.
El descrédito en el que cayó el Gobierno por estas prácticas lo llevó a designar un director técnico a cargo del Indec (Norberto Itzcovich, habitual columnista de El Cronista); llevó al Congreso a elaborar también un índice de precios propio. Y llevó al ministerio de Economía a iniciar una negociación con técnicos del Fondo Monetario Internacional para explorar la elaboración de un nuevo índice de precios en el futuro.
Sin embargo, un juez quiere distraer tiempo y fondos de todos los ciudadanos para averiguar datos personales de los periodistas que informan sobre esta puja de datos que se da en la Argentina desde hace cinco años. Con métodos que retrotraen a los tiempos más oscuros de la dictadura militar, se busca intimidar al periodismo (el pedido incluye a El Cronista pero también a Ambito Financiero, Clarín, La Nación y Página 12) con un objetivo que se ve venir desde lejos: lograr que se consigne sólo la información del Indec, es decir, que a la ciudadanía sólo le lleguen los datos del gobierno de turno."
El otro día caminaba por Domínico y la gente estaba preocupadísima por el tema del INDEC y las consultores. Era tema recurrente en todos los negocios y en todas las veredas. Las señoras hablaban, mientras barrian la vereda, del "descrédito que tenía el Gobierno en este tema"
Los periodistas deberían dejar de pensar que cualquier cosa que les piden es un ataque a la Libertad de Expresión. Un requerimiento de un juez de la Nación, es eso. Y cualquier ciudadano, labure de lo que labure, debe entregar toda la información. Si alguien se siente intimidado, permitanme la disgresión, es que tiene el culo sucio y se dedica a hacer operaciones con los datos de las consultoras, que ya sabemos son mas truchas que los planteos tacticos del Checho Batista. En fin, no lloren mas, digan la verdad y denle bola a los jueces. Calidad democrática le dicen.
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