24 de mayo de 2019

Viene a proponernos un sueño



Una bomba. Hace una semana (¿o fue hace un mes? ¿O hace un año?) Cristina cambió todo. Todo lo que creíamos que sabíamos, no lo sabemos más. Como un efecto mariposa, la decisión de Cristina de ser (candidata a) vicepresidenta va teniendo más efectos a medida que pasa el tiempo. Nos pusimos en estado de asamblea, porque teníamos que entender. Pero solo tenemos el preámbulo porque, claro, Cristina nos dice que hay que escribir la historia.

Dejar de ser espectadores para ser protagonistas es la primer cosa. Salir de la tribuna para entrar a la cancha. Hay que jugar. Necesitamos a todos y cada uno, en el rol que mejor le quede a cada uno. Necesitamos gobernar este país. No alcanza con administrarlo. No alcanza con ganar las elecciones. No alcanza con sacar 54%. Gobernar Argentina es otra cosa. Perón pudo un rato. Rosas un rato mas largo. Cristina otro ratito. Después, gobernaron siempre los mismos. Tenemos que poder gobernar Argentina, por un período largo de tiempo. Cristina patea el tablero, para poder gobernar.
Para que podamos gobernar.

"Cristina pateó el tablero y eso siempre es interesante. Por eso hay que discutirlo", dijo Leo. "Hay que ver donde quedamos, ja", dije yo. Entender la magnitud del movimiento estratégico (si, no es una movida táctica para mi, es estratégica) nos va a ayudar a entender cual es nuestro rol en este nuevo orden, donde lo de "Primero la Patria" se ejecuta con el cuerpo y no con la boca. Porque a veces hay que correrse para que la cosa fluya y a veces hay que plantarse para que la cosa crezca. Sintonía fina y mayoría de edad (política) para todos y todas.

Un proyecto estratégico para el país no puede depender de una persona. Cristina lo dijo en 8 mil idiomas. Y eligió ser vice, a ver si lo entendíamos. Un proyecto de país, es un proyecto de un país. De la mayoría de sus habitantes. Cristina nos convoca a que seamos protagonistas de un proyecto de país. Dice Manu "Tenemos que ser mejores todes, no sólo Cristina. El llamado a un contrato social de responsabilidad ciudadana no es únicamente una estrategia para pilotear la tormenta y salir de la crisis. Cristina propone una profunda transformación social y la fundación un nuevo orden en la Argentina. La insistencia en la palabra ciudadanía indica sus dos caras: los derechos y las responsabilidades. El país no se salvará ni con un pacto de cúpulas (que debe existir), ni con grandes liderazgos (que son imprescindibles), ni con fuertes consensos políticos (que hacen falta): para iniciar un tiempo nuevo, se requiere el involucramiento de la sociedad toda en los asuntos públicos." Yo agrego somos nosotros, los (quizás) más ideologizados y (ponele) los mas comprometidos, los que tenemos que hacer el esfuerzo de que el resto se involucre. Proponemos una campaña ciudadana para ganarle electoralmente al macrismo y debemos proponer un gobierno ciudadano para derrotarlo culturalmente. Un gobierno para gobernarlos a todos, diría un Tolkien que escribiera sobre esta época.

Nosotros no somos la élite que tiene respuestas. Las respuestas que tenemos las encontramos en la discusión colectiva. Y cuanto mas colectiva sea la discusión, mayor precisión tendrán las respuestas que encontremos. Volver a eso de "hombres comunes con responsabilidades importantes" no significa ser menos protagonistas. Entender el nuevo tiempo significa que, quizás, haya que gritar menos y hacer mas. O gritar mas y hacer mas, claro. Porque se acerca una etapa donde (ganemos o perdamos) vamos a tener que gritar mucho, para poder avanzar. Pero lo hacer mas va a ser innegociable.

Pero ¿Y Cristina? Porque mucho Contrato social, mucha responsabilidad de todos, mucho ganar las elecciones... ¿Y Cristina? Cristina es el puente que nos lleva al nuevo orden. La última de lo viejo, la primera de lo nuevo. La arquitecta de una nueva sociedad que sea mas igualitaria, mas tolerante, mas democrática. Nos deja mas que una, dos o mil medidas de gobierno. Nos deja un camino.

Somos la generación que nació y/o creció en la última dictadura cívico militar. Somos la generación que se cagó de hambre a fines de los 80 y resistió al neoliberalismo en los 90. Somos los que volvimos a la política de la mano de Nestor y Cristina. Somos los que agarramos de la mano a los que vinieron después que nosotros. Y tenemos que ser los que transformemos a este país definitivamente. La historia nos llama (no, no es Sirvén). Hay que estar a la altura.