15 intentos de linchamiento. Si
calculamos un promedio de 10 personas por echo delictivo, estamos
hablando de 150 tipos. CIENTO CINCUENTA. Un minúsculo grupo de
energúmenos. El problema no es ese. Locos hubo siempre y siempre los
va a haber. El problema es el discurso legitimador. No, no son los
medios. Somos nosotros como sociedad. Como Pueblo. Nosotros
legitimamos ese accionar violento, porque basicamente somos
violentos. Y pretendemos que las cosas se resuelvan sin que las
formas importen mucho. Somos asi.
El sistema judicial es un problema
real. Iba a escribir la Justicia (asi, con mayuscula), pero eso no
existe. Existe un sistema judicial donde los hombres (o sea, los
jueces) definen sobre nuestra libertad y nuestros bienes. Jueces que
estan mas preocupados (en general) por la interna del Poder Judicial
que por la realidad. Esa grieta (je) es aprovechada para romper el
discurso imperante e intentar modificarlo. Feinmann gritando por mano
dura es el ejemplo claro. Estan cebados y van por todo.
¿Que hacer?
En principio, no caer en la tentación
de discutir causas vs penas. Quien comete un delito debe cumplir una
condena. No es lo mismo, ojo, que “quien las hace, las paga”.
Condena no es igual a pagar. La condena intenta reparar un daño que,
en algunos casos, es irreparable. Esa reparación simbólica es la
que está en juego. Pero hay algo mas dando vueltas. El odio de
clase. Porque son “los negros” los que vienen a romper la armonía
de este hermoso y pacífico lugar. Son los otros los que nos roban y
nos matan.
Aca no hay delincuentes. Anteanoche, en
+A TV, hablaban de inseguridad. Y uno se puso a hablar de evasión.
“¿Por que hablas de evasión si estamos hablando de inseguridad?”
gritó la insufrible Silvia Fernandez Country. Evasión no es
inseguridad. Tampoco el contrabando. Tampoco las coimas. Esos delitos
(mayormente) de clase media y alta no ranquean en la insguridad que
sufrimos. Inseguridad es arrebatos, robos, hurtos y homicidios. Y por
supuesto, no asesinato de ladrones.
Estamos ante un problema real y
profundo, de esos que salen a la luz porque el resto de las variables
mas o menos andan. El odio racial, la diferencia de clase (simbólica
y material), la posibilidad de castigar conductas incorrectas de
forma transversal y la paz social, estan en juego. No importa tanto
si cambia el paradigma punitivo. En la práctica, los presos no son
reencausados y la reincidencia es altisima. El esfuerzo debe
centrarse en que los jueces puedan llegar a condena (o absolusion). A
que los procesos no sean eternos.
La sensación de impunidad es real, y
acrecienta la sensación de inseguridad. Sensación, porque en datos
duros, tenemos el índice de homicidios mas bajo de la región (clickacá). Sensación, porque robos hubo toda la vida, pero el agobio que
se siente hoy es único en la historia. ¿Es por los medios? Si ¿Solo
por los medios? No. Estamos demasiado acostumbrados al vértigo.
Queremos adrenalina. La famosa crisis cíclica de la economía no
llegó y como que nos falta algo. Y ahi esta la inseguridad, tan en
bandeja.
Tener calma es el paso uno. El temporal
mediático va a pasar, pero reconstruir el tejido social, la
solidaridad con el vecino, con el otro, va a llevar un tiempo mas
largo. Es una construcción diaria, de cada uno, haciendose cargo de
que todos tenemos un rol y no todo depende de “los que deciden”
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